Cada caso debe ser analizado de manera individual dado que las factores desencadenantes pueden ser muy diferentes y, por tanto, la intervención ser también distinta en cada caso. A rasgos generales se podría recomendar:
* Paciencia. Emigrar puede llevar tiempo. Se suele decir que de media se tardan unos 2 años en realmente sentirse acogido en un nuevo país: comprender la nueva cultura, el idioma, comenzar a tener un círculo de amigos en vez de conocidos…
* Analizar a qué le tienes miedo exactamente. ¿Es al rechazo? ¿Al fracaso? ¿A estar solo? ¿A no ser importante para las personas que has dejado atrás? Conociendo el desencadenante del miedo y la ansiedad, podrás cambiar tu diálogo interior de manera más precisa. Las nuevas experiencias que vayas sumando en el extranjero pueden ser una gran oportunidad analizar, comprobar y reajustar ideas y creencias. También nos ayudarán a poner en marcha acciones para evitar que se produzca eso a lo que le tenemos miedo. Por ejemplo:
– Si a lo que tienes miedo es al rechazo, piensa que la ventaja de estar en contacto con personas que no te conocen es que no van a valorarte por algo que hiciste en el pasado, si no por cómo actúas a día de hoy. Esto puede ser una excelente oportunidad para generar nuevas creencias sobre ti mismo y desarrollar más seguridad.
– Respecto al fracaso, plantéate: ¿qué significa exactamente fracasar? Vivir en el extranjero no implica demostrarle nada a nadie. Mientras tú decidas que quieres seguir viviendo en otro país, adelante. Si decides que para ti lo mejor es volver, adelante. He oído muchas veces que mis clientes formulaban ideas como „si me vuelvo ahora, habré fracasado“ o „tengo que esperar, no puedo volver ahora“. Comprueba si la presión realmente es externa o si te la estás generando tú. ¿Acaso eres tú el que considera que volver es un fracaso? ¿Cómo llegas a esa conclusión? Cualquier decisión que tomes será legítima, ya que para ti será importante.
* Permítete cambiar tus planes. Que tus planes inciales (montar una empresa, estudiar, comenzar de cero …) no sean llevados a cabo no implica un fracaso. ¿Has intentado montar una empresa y no ha funcionado? Seguro que probarás a trabajar de otra forma o incluso te reorientes a nivel laboral. ¿Te habías planteado estudiar en el extranjero pero te has dado cuenta de que no te interesa? Encontrarás otra forma de formarte o de ganarte la vida. ¿Pensabas que vivir en el extranjero iba a propiciarte un gran cambio interno y no se ha dado de esa manera? A lo mejor existe otra estrategia que te ayude más. Date permiso para adaptarte a la vida que te está ocurriendo y no a la planificada en tu mente.
* Valora tus esfuerzos. Si emigrar y adaptarte te está resultando difícil, es porque lo es. No es útil infravalorarse y decirse que debería adaptarme mejor o más rápido. Cada persona necesita su tiempo y va realizando los pasos necesarios a su ritmo. Observa qué estás realizando para acercarte a tu objetivo y háblate de manera empoderadora. ¿A un amigo le echarías la bronca si lo está pasando mal? Pues lo mismo ocurre contigo.
* Contacta con un profesional. Si compruebas que la ansiedad y el estrés te están superando, no lo dudes. Contacta con un psicólogo. Trabajar con psicólogos en el extranjero te ayudará a entender la procedencia de la ansiedad y aprender pautas para manejarla y reducirla. Si tienes suerte, en tu ciudad puede haber profesionales que hablen tu idioma. Si no, siempre existe la terapia online que es una herramienta muy potente para las personas expatriadas.